Es una reglamentación de buenas prácticas para nombrar nuevas enfermedades y así evitar “ofender a cualquier grupo cultural, social, nacional, regional, profesional o étnico”.
La variante Ómicron fue detectada por primera vez en Sudáfrica.
La Organización Mundial de la Salud propuso usar el alfabeto griego para designar las variantes del coronavirus y así evitar problemas discriminatorios a los países que reportan las nuevas cepas.
Sin embargo, no todas las letras de este alfabeto son aptas para catalogar la aparición de nuevas variantes.
Años antes de la pandemia de coronavirus, en 2015, la Organización Mundial de la Salud emitió una reglamentación de buenas prácticas para nombrar nuevas enfermedades y así evitar “ofender a cualquier grupo cultural, social, nacional, regional, profesional o étnico”.
Incluso, en marzo de 2020, cuando el COVID-19 pasó de epidemia a pandemia, el relator especial de las Nacions Unidas, Tendayi Achiume, indicó: “las expresiones de racismo y xenofobia en línea relacionadas con COVID-19 han incluido acoso, discurso de odio, proliferación de estereotipos discriminatorios y teorías conspirativas”.
Sin embargo, cuando el COVID comenzó a mutar, las cepas fueron inicialmente llamadas como sus supuestos lugares de origen, como por ejemplo, la variante india.
13 letras del alfabeto griego ya fueron utilizadas para nombrar variantes de COVID-19.
El estigma que generó esto motivó a la OMS en mayo de 2021, casi un año y medio después de la aparición del virus, a utilizar el alfabeto griego para nombrar las variantes del SARS-CoV-2.
La primera vez que se usaron las letras griegas con este fin fueron para una cepa identificada inicialmente en el Reino Unido, que fue llamada Alfa.
Tiempo después surgió la variante B.1.617, hoy conocida como Delta y, por último, se reportó la Ómicron, que hoy azota a la Argentina y a todo el mundo.
Por qué dos letras del alfabeto griego no fueron utilizadas
Siguiendo el orden del alfabeto griego, la variante reportada por primera vez en Sudáfrica debería haber sido nombrada como Nu, pero la OMS decidió obviar esa letra ya que fonéticamente suena muy parecida a “new” (nuevo en inglés)
El ente sanitario también salteó la letra Xi por ser un apellido muy común en China. De hecho, el presidente del país oriental, Xi Jinping, lo lleva en su nombre.
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